Los mitos sobre sexo
Desde antaño tanto el porno como el sexo se han visto rodeados por numerosos tabúes. Entre ellos por ejemplo están los siguientes que vamos a pasar a analizar.
En primer lugar encontramos el de practicar relaciones sexuales durante la menstruación. Esto siempre se ha visto como algo que parecería ser sucio, pecaminoso, vergonzoso e incluso inmoral.
Tampoco estaba bien visto tener una vida sexual activa, ya que esto implicaba que el orificio vaginal se haga más grande o se pierda la capacidad de apretar o contraer la vagina, proporcionando menor placer a la pareja, además se podía llegar a asociar con la lujuria.
El sexo durante el embarazo es otro de los tabúes y prácticas que antes eran mal vistas. La única certeza es que muchas mujeres no están a gusto con la transformación física que sufre su cuerpo y eso les impide tener relaciones plenamente satisfactorias.
La masturbación no es algo malo sino todo lo contrario. La educación reprimida y moralista así lo cree y considera que puede acarrear problemas de tipo sexual a nivel personal y de pareja pero lo cierto es que no es más que un tabú que ha existido en torno al sexo.
Otro de los mitos a tener en cuenta está relacionado con los orgasmos. Y es que siempre se han asociado, exclusivamente, a la estimulación de los genitales, pero lo cierto es que un orgasmo puede llegar por diferentes vías sin tener que practicar necesariamente el coito. No es recomendable idealizar el orgasmo y poner sobre él una expectativa muy alta puesto que estaremos limitando la capacidad de disfrutar y sentir la sexualidad.
Las relaciones anales han sido otro de los grandes tabúes. Para muchas personas esto era algo anormal e incluso degenerado. Se cree que el sexo anal se limita exclusivamente a una actividad homosexual pero lo cierto es que un buen griego es un modo increíble de pasarlo bien en la cama tanto para hombres como para mujeres.
El objetivo principal de la pornografía es proporcionar una fantasía sexual
El porno siempre ha estado envuelto de cierto halo de secretismo. Hay que tener en cuenta que el objetivo principal de la pornografía es proporcionar una fantasía sexual, erotismo y excitación. Para muchas personas lograrlo por esta vía está vía es un modo de perversión cuando no es más que otra posibilidad de experimentar nuevas formas de erotismo. Una práctica que, sin duda, puede hacer volar la imaginación y es muy recomendable.