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bondage y bdsm

¿Qué es el Bondage?

Quizá hayas oído hablar en más de una ocasión del bondage pero es probable que no sepas que es. En ese caso toma nota porque te acercamos todos los detalles para que conozcas un poco más esta práctica sexual.

El bondage es una práctica sexual que, aunque por supuesto ha existido desde siempre, no ha sido hasta la eclosión de ‘50 sombras de Grey’ cuando ha comenzado a estar socialmente aceptada.

Se trata de una práctica en la que se utilizan ataduras. En concreto consiste en atar a la otra persona total o parcialmente haciendo uso para ello de cuerdas, esposas, lazos, corbatas, cintas o cualquier otro objeto que permita inmovilizar físicamente a la otra persona.

Es una práctica con límites claros respecto al sadomasoquismo y se encuentran en el dolor. En el bondage no se hace un uso del dolor como fuente de placer, sino que este se encuentra en la dominación que se ejerce sobre la otra persona.

A través del bondage la persona que está atada se encuentra en las manos de su pareja y tendrá una posición sumisa en el sexo durante este periodo de tiempo que está inmóvil.

Consejos para practicar el Bondage

Es una práctica para la que es sumamente importante que ambos estén de acuerdo y que exista un elevado grado de confianza y respeto mutuo para que al final no se convierta en una experiencia desagradable.

Antes de practicar el bondage hay que comprobar que se toman todas las precauciones posibles para que no hayan contratiempos ni sustos. Piensa que al inmovilizar a una persona siempre hay unos riesgos, por eso es necesario tener en cuenta cómo lo haremos, las herramientas que se usarán, etc.

También hay una serie de recomendaciones a la hora de practicar bondage para que esto no se convierta en algo peligroso. Por ejemplo, existen zonas prohibidas en las que no se pueden hacer ningún tipo de ataduras, por ejemplo el cuello.

Por otro lado, debes ver que las ataduras no sean demasiado fuertes y que no corten la circulación de la sangre y recuerda que siempre es recomendable tener un par de tijeras a mano, por si las ataduras pudieran estar apretando demasiado.

Si sigues estas recomendaciones y por supuesto es una práctica que se hace de mutuo acuerdo y con convencimiento seguro que lo pasaréis en grande. Eso sí, si uno de los dos no está convencido será mejor esperar.